NI PINO, NI CAIDA, NI VUELO DEL HACHA. LAS 21 SUERTES DE CAMPO CÁMARA

Durante cuatro siglos Campo Cámara formó parte de un señorío feudal que perteneció a la nobleza española de forma ininterrumpida, pues, habiendo sido concedido tal territorio por los Reyes Católicos a los Hermanos Abduladín en 1489, en pago por los servicios prestados, a los pocos meses éstos vendieron las tierras al todopoderoso mayordomo real D. Enrique Enríquez, habiendo sido trasmitido desde entonces de generación en generación por vía testamentaria hasta finales del siglo XIX.

En dicho siglo todo cambió, siendo tres personajes los protagonistas de dicho cambio, el Duque de Abrantes, su hija, y D. Andrés Pío Fernández.

D. Ángel María José Carvajal y Téllez de Girón, Duque de Abrantes y de Linares, Marqués de Valdefuentes, Conde de Aguilar, de Mejorada, de la Quinta de la Enjarada, entre otros muchos títulos, nació en Madrid el 19 de Noviembre de 1815 y falleció el 3 de Enero de 1890.

Duque de Abrantes

 

El 19 de Julio de 1889, el Duque, Grande de España, otorgó testamento mediante el cual Campo Cámara pasaba a ser propiedad de su hija, fruto de su segundo matrimonio, Dª. Laura Carvajal Jiménez de Molina, Condesa de la Quinta de la Enjarada.

La nueva propietaria de Campo Cámara, cuyas tierras se definían en los inventarios de propiedad como “de inferior calidad y con arrendamientos de difícil cobro…”, otorgó el 7 de Noviembre de 1895 poderes de representación y administración a favor de D. Nicolás López del Hierro, Abogado y alcalde de Baza, para que administrase las fincas recientemente adquiridas en tan remoto paraje de tierras granadinas.

Nicolás López del Hierro

 

Sin embargo, al poco tiempo irrumpió en escena un personaje que cambiaría para siempre la historia de Campo Cámara. Según se tiene entendido D. Andrés Pío Fernández, natural de Albox (Almería), comenzó a trabajar de ayudante en una mina, pasando al poco tiempo a dedicarse al negocio del mercado de ganado de cerdos, para más adelante transportar mulos que compraba en Galicia y vendía en las minas de Linares.

Su mujer fue Doña Brígida Pardo, de cuyo  matrimonio nacerían seis hijos (cuatro hijos y dos hijas). Una de sus hijas contrajo matrimonio con el abogado y alcalde de Albox D. Eliseo Valles Albella, de cuyo matrimonio nacieron siete hijos, teniendo lugar los gravísimos sucesos acontecidos en la Guerra Civil, pero esa es otra historia que dejaremos para más adelante.

Andrés Pío Fernández

 

La adquisición de las tierras de Campo Cámara (y otras propiedades en Cortes de Baza y en la propia Ciudad de Baza) por parte de D. Andrés Pío, siempre ha estado envuelta en un velo de leyenda y de misterio, según la cual, el avezado marchante engañó al Duque de Abrantes mediante la fórmula conocida como “el pino, la caída y el vuelo del hacha”.

Ahora sabemos que el nuevo propietario no compró las tierras al Duque, sino que fue a su hija y heredera, lo que no obsta para que los avatares que llevaron a dicho negocio sigan siendo objeto de elucubraciones.

A título de ejemplo, en 1996 el Consejo Interparroquial de asuntos económicos de Albox editó un libro conmemorando el centenario de las hijas de la caridad de Albox (1896-1996), las cuales llegaron a ser propietarias de varias fincas en Campo Cámara, en el cual se habla de que los marchantes de ganado contaban una “novelesca historia de marqueses, faldas y otras yerbas, que ofrece una explicación verosímil sobre la financiación de la compra”. De igual forma, sin duda exagerando la grandiosidad de la finca, dichos marchantes contaban que la finca “ocuparía más de una semana recorrerla a caballo”.

Sea como fuere, lo cierto es que dos años después de apoderar al administrador López del Hierro, en 1897 la Condesa arrienda a D. Andrés Pío las fincas de Campo Cámara, revoca los poderes otorgados al anterior administrador y se los confiere al arrendatario D. Andrés Pío, para, finalmente, el 12 de Marzo de 1898, proceder a su venta, terminando con cuatro siglos de historia para comenzar una nueva, la del azaroso siglo XX.


 

La correspondencia existente entre el anterior administrador, el nuevo y la Condesa, evidencia una pérdida de confianza por parte de la Señora respecto a López del Hierro, inducida y auspiciada por las comunicaciones remitidas por D. Andrés Pío, incluido un Acta Notarial en el que varios testigos aseguraban que el administrador hacía dejación de funciones, permitiendo a los colonos aprovechar las tierras en su beneficio, así como extrayendo leñas que transportaba a su residencia de Baza, supuestamente a espaldas de la propiedad.

López del Hierro se defendía mediante desesperadas comunicaciones en las que aludía a su buen hacer, lealtad y profesionalidad, las cuales sin embargo no sirvieron de nada.

Es curioso el documento encargado al que a la postre será nuevo propietario, mediante el cual éste llevaba a cabo un recuento de pinos y encinas cortados, 58.944 árboles fueron supuestamente cortados en Campo Cámara antes de la llegada del nuevo dueño, cuyas cortas continuaron con posterioridad sin respetar límite alguno, tal y como analizaremos en su momento.


 

Sobre la consabida fórmula del “pino, la caída y el vuelo del hacha”, podemos decir que “entre hacheros, se entiende por vuelo de hacha el espacio a que alcanza el operario al manejar dicho instrumento alrededor del árbol cuyo derribo ha de verificarse. En primer lugar, el derecho de hacha y vuelo ha sido causa de que todo pino dañado por otro en su caída se inutilice y pierda, y de que se apeen todos aquellos á los que alcanza el vuelo de hacha alrededor del pino señalado.” (J. de la C. Martínez, Estudios sobre el ramo de montes, p. 18.), por tanto, ninguna artimaña se escondió en el negocio jurídico mediante el cual Campo Cámara cambió de dueño. Quizá, la confusión proviene del hecho consistente en que en la Escritura de Compraventa se indica que se transmite “todo lo que le pertenece de suelo y vuelo”, es decir, el terreno y lo que hay sobre el mismo.


 

Como nota curiosa, la leyenda sobre la utilización de dicha supuesta fórmula engañosa no es exclusiva de nuestro pueblo ya que en Huéscar se cuenta lo mismo respecto a la adquisición del Pinar de la Vidriera por D. Miguel Bañón “el reventao”, a los herederos del Duque de Alba allá por 1894, no siendo tampoco causal que entre ambos nuevos propietarios (que parecen llevar vidas paralelas en ese aspecto) existiese una estrecha relación que será objeto de otra entrada.

Las tierras de Campo Cámara se componían de 21 suertes, siendo las mismas las que siguen:

 


 




















El 7 de Octubre de 1920 fallecía D. Andrés Pío Fernández y Fernández, dejando a sus herederos sus amplias posesiones en lo que sería el comienzo de una nueva historia…

 


 Fuentes: Archivos Condes de la Enjarada, Libro Cien años de Caridad, tradición oral.


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